Estas palabras fueron habladas por un anónimo que si bien tiene luchas pero encuentro a Dios en su aflicción:
Hace mas de dos semanas comencé no solamente a sentirme mal sino también a estar mal. Hace poco me intoxique en mi casa, después me sentí muy triste, bajoneado, después no tenia ganas de vivir a tal punto que solamente en la semana me fui dos a la IURD, viernes y domingo en dos semanas. Ya no tenia mutivación de nada, me culpaba de todo que yo era el responsable de mi fracaso, esta semana fue una de las peores porque me enteres que mis amigos, a quienes yo quiero mucho, ellos dijeron que no me querían y hasta incluso una de sus madres se puso en mi contra, si antes estaba mal ahora estoy pésimo.
Hasta que este viernes pasado fui a la reunión principal, lo primero que hice cuando llegue fue ir al Altar, me arrodille e hice una oración a Dios agradaciendole por estar ahí, en ese momento cuando estaba orando, vi como que mi alma se separo de mi y fue directo a los brazos de Jesús, durante el tiempo que oraba yo veía que mi alma estaba abrazada con Dios y no se soltaba, aun después de terminar de orar mi alma seguía aferrada a Dios. Nunca viví un momento como ese, era como el hijo prodigo que aun haciendo lo que quería su padre siempre lo tuve en cuenta y no miro para nada sus fallas sino que fue al encuentro de su hijo. Gracias a Dios tuve ese encuentro tan especial que hasta hoy me vea abrazado con Jesús.
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